sábado, 29 de mayo de 2010

La Abjea Y Los Zanganos

LA ABEJA Y LOS ZANGANOS.

A tratar de un gravísimo negocio

se juntaron los zánganos un día.

Cada cual varios medios discurría

para disimular su inútil ocio;

y, por librarse de tan fea nota

a vista de los otros animales,

aun el mas perezoso y mas idiota

quería, bien o mal, hacer panales.

Más como el trabajar les era duro,

y el enjambre inexperto

no estaba muy seguro

de rematar la empresa con acierto,

intentaron salir de aquel apuro

con acudir a una colmena vieja,

y sacar el cadáver de una abeja

muy hábil en su tiempo y laboriosa;

hacerle, con la pompa mas honrosa,

unas grandes exequias funerales,

y susurrar elogios inmortales

de lo ingeniosa que era

en labrar dulce miel y blanda cera.

Con esto se alababan tan ufanos,

que una abeja les dijo por despique:

“ ¿No trabajáis mas que eso? Pues, hermanos,

Jamás equivaldrá vuestro zumbido

a una gota de miel que yo fabrique”

¡Cuántos pasar por sabios han querido

Con citar a los muertos que lo han sido!

¡ y qué pomposamente que los citan!

Mas pregunto yo ahora: ¿los imitan?

Fácilmente se luce con citar

Y elogiar a los hombres grandes de la antigüedad;

El mérito está en imitarlos.

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